28 de julio de 2016

INSTAGRAM

Siempre me han gustado las cosas bonitas. Mi hermana, tres años menor que yo y algo menos cursi, se mofa de mí bastante a menudo hablando en diminutivo, supuestamente imitándome (todo suena más bonito en diminutivo, ¿verdad? Y algo más bobo también).

Tengo la increíble y asombrosa capacidad de no enterarme nunca de nada y llegar tarde a todos los fenómenos sociales, e Instagram no iba a ser la excepción. Cuando se puso de moda decidí ignorarlo deliberadamente porque pensé que bastante tenía con Facebook y que no me interesaba ser bombardeada con más selfies de mis amigas. También pensé que ya era suficiente con las probablemente tres horas diarias que le dedico a Twitter, que sí me encanta.

Y entonces alguien en mi TL se puso a hablar de MeandOrla y mi vida cambió (bueno, quizá no tanto como eso, pero al menos sí mi concepción sobre Instagram). Entré en la cuenta de esta desconocida que desde Reino Unido logró emocionarme con la sutil belleza de sus fotografías y descubrí un mundo nuevo y apasionante al alcance de mi mano. Fue amor a primera vista.

Captura de la cuenta de Instagram @me_and_orla

Al principio me contenté con disfrutar de la maravilla que había descubierto, después comencé a seguir otras cuentas (aunque ninguna me ha enamorado tanto como esta) y al final decidí abrir la mía. No aspiro a llegar a la belleza y la delicadeza de MeandOrla, pero al menos lo intento. No suelo hacerme fotos a mí misma porque, para mí, la grandeza de Instagram reside en el hecho de que la protagonista no soy yo, sino la fotografía.

¿Qué pensáis vosotros? ¿Utilizáis Instagram igual que Facebook? ¿O como yo, lo habéis convertido en vuestra aplicación de "cosas bonitas"?

A todo esto, podéis seguirme en mi cuenta si queréis y dejarme la vuestra en los comentarios :) Y si sabéis de más cuentas mágicas, como la de MeandOrla, me encantará que me las recomendéis.

¡Hasta pronto!