26 de mayo de 2016

Palabras difíciles de escribir

Me cuesta mucho escribir esta entrada. Muchísimo. Pero llevo días evitándolo, y siento que necesito hacer o decir algo para que el cúmulo de sentimientos que tengo atascado empiece a moverse. Hacia donde sea, pero a moverse.

 Hace apenas trece días, Lucía (@LuGlez96) preguntó al Twitter oficial de la editorial 2deLetras quién sería el nuevo autor al que la editorial llevaría al festival Celsius de este año.




Ese día, 13 de Mayo, la respuesta fue "En breve damos el nombre". Pero ese "en breve" no llegó nunca, porque al día siguiente, 14 de mayo, el responsable de redes sociales de la editorial, motor de esta misma y propietario de la marca, Manel Salmerón, a quien muchos tuvisteis el placer de conocer el año pasado en el mismo Celsius o en cualquiera de las presentaciones o eventos de la editorial, falleció.

Manel nos dejó de forma inesperada y fueron varios los corazones y muchos los sueños que se rompieron esa misma noche.

Muchos sabíais que hace más o menos un año yo empecé a trabajar con la editorial. Lo que no sabíais es que un año antes de eso ya les había enviado el manuscrito de mi segunda novela. Lo que tampoco sabíais, y Manel nunca pudo llegar a desvelar, es que eran esa novela y yo como su escritora quienes íbamos a ser presentadas en el Celsius este año.

Respondo yo ahora a tu pregunta, Lucía, ya que Manel ya no puede hacerlo: yo soy la persona que este verano iba al festival Celsius con mi novela Karel, primera parte de una trilogía de ciencia-ficción, que iba a ser publicada por la editorial 2deLetras. Un sueño que se truncó de la manera más amarga y desoladora que uno puede imaginar.

Me duele mi sueño truncado, que se me ha escapado cuando ya estaba rozándolo con la punta de los dedos después de años persiguiéndolo. Me duele que Manel no pueda ver el producto de estos meses de trabajo y esfuerzo. Me duele el dolor de Verónica, también editora en 2deLetras y pareja de Manel. Han pasado casi dos semanas y aún me cuesta asimilar que él ya no está.

No puedo decir nada sobre lo que pasará a partir de ahora con la editorial ni con los libros: de momento, la persona indicada está valorando las opciones y sabe que cuenta con todo mi apoyo y que estaré a su lado decida lo que decida.

Nada será igual, por supuesto, porque Manel ya no estará con nosotras. Pero si seguimos adelante, habrá una parte de él en cada uno de los libros. Fue uno de los momentos más amargos de toda mi vida, y por partida doble, pero sé que Karel tendrá su oportunidad, tarde o temprano. No ha sucedido como creí que iba a suceder, pero sucederá de otra forma. Así que no me despido de ese sueño que rocé hace tan solo unos días. Ya sabemos que la clave para alcanzar un sueño, para tener éxito con ese sueño, es haber probado el fracaso antes. No, no me despido de Karel, ni de la literatura, ni de la edición.

Me despido de ti, Manel. Gracias por esas largas conversaciones al teléfono, por tu tiempo, por tu esfuerzo, por tu ilusión y por tus ganas. Gracias por todo lo que me enseñaste durante los meses que trabajé contigo y por haber creído en mí. Nada de ello habrá sido en vano.