20 de julio de 2013

Reseña - Las uvas de la ira.

¡Buenos días lectores!

 Hoy vengo con un nuevo proyecto, no es gran cosa pero me parece una idea decente que puede merecer nuestra atención. Como ya expliqué en una entrada el mes pasado, me he puesto manos a la obra con la ardua lectura de "Les Misérables", que para colmo está en francés. A penas llevo unas 70 páginas de las más de 2000 que tiene la edición que estoy leyendo, y probablemente el verano acabe antes de que yo haya llegado a la última página. Sin embargo, no puedo tener la parte literaria del blog inactiva hasta que lo acabe, así que por supuesto voy a intercalar esta maravilla con otras lecturas que llevo atrasadas. Ya estoy a la búsqueda y captura de Play, de Javier Ruescas (en Toledo no lo tienen en NINGUNA librería, mucho menos ahora que han cerrado una de las más grandes para poner un Primark :( ) Pero he estado pensando qué hacer hasta que lo encuentre, y resulta que esta mañana, mientras colocaba todos los libros que he leído durante mi carrera, se me ha ocurrido hacer reseñas sobre ellos. Por supuesto, no voy a hacerlas sobre todos, muchos los leí durante el primer y segundo año y no los recuerdo con la suficiente claridad, y otros... bueno, ¿quién necesita una reseña de los Cuentos de Canterbury? ¿O de Jane Eyre? ¿O de La biografía de Benjamin Franklin? (que me parezcan innecesarias no significa que descarte hacerlas :D )

 Pero hay algunos que no sólo son mucho menos conocidos que los arriba mencionados sino que además me apasionaron, y varios de ellos pertenecen al siglo pasado, con lo cual su lectura puede ser relativamente cómoda y atractiva para un lector menos familiarizado con los grandes clásicos de las literaturas inglesa y estadounidense. 

 De entre todos, uno de los libros que más me marcó fue Las uvas de la ira, de John Steinbeck. 



Título en español: Las uvas de la ira
Título original: The grapes of wrath
Autor: John Steinbeck
Año de publicación: 1939
Páginas: 464 (aprox.)

 

La historia gira en torno a la familia Joad, una de las miles de familias que se vieron obligados a dejar atrás sus tierras en Oklahoma y Texas para emigrar hacia la costa oeste de los EEUU, debido a una fuerte crisis económica y agrícola que tuvo lugar durante la década de los 30 y los 40. Estas personas no tuvieron más remedio que dejar la mayoría de sus pertenencias atrás, junto con su seguridad y gran parte de sus sueños de futuro, para lanzarse a la ruta 66, donde los nuevos sueños que irán construyendo desaparecerán kilómetro a kilómetro.

Su viaje se convertirá entonces en una experiencia que en numerosas ocasiones abrazará las situaciones terroríficas y hasta macabras.

¿Por qué es una lectura obligatoria? Por lo mucho que nos enseña sobre la literatura, y especialmente, sobre la vida. A pesar de que los eventos se desarrollen en un contexto concreto de la historia norteamericana, este podría ser el relato de todos los pueblos que alguna vez han sido maltratados, reprimidos y alienados.

El relato es tan crudo y desgarrador que por momentos es imposible evitar las lágrimas y hasta sentir náuseas, y a veces es necesario dejar la lectura de lado hasta que uno se ve capacitado para seguir leyendo. Hasta el momento, puedo asegurar que ningún libro me ha conmovido tanto a base de golpes de realidad: es uno de los mejores libros que he leído en toda mi vida, uno de esos que te hacen amar la literatura.


Obligatorio.

18 de julio de 2013

Reseña - Nââânde!?

¡Hola a todos! ¡Wiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! Estoy muy contenta, el blog comienza a despegar de verdad y esta mañana al levantarme he visto que ya ha superado las mil visitas, lo que para mí es una gran alegría (aunque para otros sea el pan de cada día XD)

 Me habría gustado celebrarlo pero la verdad es que también estoy algo triste... ayer se acabó mi "sueño" parisino. Después de un año viviendo en la ciudad de la luz, ayer cogí un avión con billete sólo de ida y volví a mi querido Polán, donde ni siquiera he podido dormir bien durante la noche del calor que hacía. Pero así son las cosas (de momento) aunque por supuesto estoy contentísima de haberme reencontrado con mis familiares y amigos :D

 El caso es que pensar en París me ha hecho recordar un libro que leí hace un par de meses y me he puesto a buscarlo por las redes para ver si existe en castellano. Por desgracia, no es así, pero igualmente voy a hacer la reseña porque el libro es graciosísimo, y si alguno de vosotros sabe francés o está aprendiéndolo (creo que también debe existir en japonés e inglés), lo invito (eufemismo, ¡lo obligo!) a que lo busque y se lo lea. 


Título original: Nââânde!? 
Autor: Eriko Nakamura.
Editorial: Pocket
Año de publicación: 2013.


SINOPSIS


(Del original francés)

Eriko Nakamura, mariée à un Français, vit à Paris depuis dix ans. Pourtant, les occasions ne manquent pas pour elle de s'exclamer au quotidien : Nââândé!? Un petit mot qui exprime toute la stupéfaction japonaise face à notre façon d'être bien française.Un taxi qui ne prend pas les petites courses? Personne ne chante dans les boîtes de nuit parisiennes? "Enlevez votre chemisier", dit le médecin? Une vieille dame refuse de nettoyer les excréments de son chien? Nâââdé!? Paris, fantasme des japonais, capitale du raffinement et du romantisme, n'a pas fini des les surprendre. Car Paris est aussi rempli de Parisiens!Le choc et brutal et désopilant.


OPINIÓN PERSONAL 

 Si hago la reseña a pesar de que muchos de vosotros no lo podréis leer, comprenderéis que el libro verdaderamente debe merecerlo. Creo que hacía mucho tiempo que no me reía tanto con un libro. Por supuesto hay varias cosas a tener en cuenta, y la más importante es el contexto. Al igual que la escritora, he estado viviendo en París, y un año y medio después, todavía me hacían sentir como una turista, a pesar de conocer casi cada rincón de la ciudad probablemente incluso mejor que muchos de ellos (cosa que suele pasar, ya que yo misma no puedo decir que conozca Madrid o Toledo al mismo nivel, porque siempre pienso "ya tendré tiempo de ir a tal sitio")

 Cuando uno va a París por primera vez, lo que tiene en mente es muy diferente de lo que se encuentra una vez llega allí. El libro, a lo largo de una serie de capítulos divididos por temas, habla sobre el "shock" que muchos turistas japoneses sienten debido al choque de culturas que se produce, concretamente entre la japonesa y la francesa, pero yo, como española, también me he sentido muy identificada a lo largo de casi todo el libro, y en las ocasiones que no me sentía identificada, aprendía algo de la cultura japonesa que me resultaba a veces igual de chocante. En el caso de los japoneses, a veces el shock es tan grande que tienen que ir al doctor, quien les diagnostica un ya famoso síndrome para ellos y les obliga a volver a su casa. Antes de llegar, sueñan con una ciudad preciosa, donde todo el mundo les sonríe y habla con respeto, donde las calles brillan por su limpieza y donde nunca se dan situaciones desagradables. Pero llegan y se encuentran con malos gestos, desaires, comentarios cortantes, malhumorados y en algunos casos hasta humillantes, suciedad por doquier, olor a orín en cada esquina... ¡se han dado casos de suicidio! La maleducada actitud de muchos parisinos es extremadamente chocante para una cultura que agacha la cabeza en señal de respeto y sumisión a la persona que tienen en frente. 
 La autora describe detalladamente, con humor pero también respeto, situaciones de la vida diaria, como ir de compras, ir al hospital, a un restaurante, coger un taxi... es hilarante leer lo estupefacta que ella, como japonesa, se queda al ver, por ejemplo, a una señora mayor que ni se molesta en recoger la caquita que su perro acaba de dejar en mitad de la acera de uno de los paseos más bellos de París, sobre todo teniendo en cuenta que la madre de la autora, en Japón, no sólo lo recoge siempre sino que además lleva una botellita de agua para eliminar también el olor del orín de su perro, cosa totalmente habitual. Algunos ejemplos son verdaderamente desternillantes. Otros, o por lo menos así fue en mi caso, te producen una verdadera satisfacción por la crítica abierta que se hace de la actitud de algunos parisinos. Si alguno de vosotros ha vivido en París o incluso simplemente ha viajado allí por unos días, sabrá de lo que le hablo. La autora lo define muy bien: "un japonés, ante un problema, se echará la culpa en seguida (sea culpable o no) para mostrar respeto a la persona que tiene en frente. Un parisino, sin embargo, comenzará justo al contrario, culpando a la otra persona de lo que sea que haya pasado, incluso aunque sea culpa suya" (algo más o menos así). La actitud de algunos parisinos es... bueno, qué os voy a contar. No me gustaría hacer una crítica basada en lo que quizá sea un prejuicio. Pero en un año y medio, la mayor parte de ellos, sobre todo los que te cruzas en el sector servicios más que los ciudadanos de a pie, me han constatando con sus palabras y acciones lo que medio mundo piensa de ellos. Ya lo dijo Harry (marido de Charlotte) en Sex and the City: "I don´t like Paris. Too much attitude". Yo podría decir lo mismo, pero al igual que Eriko, a pesar de todo, adoro la ciudad (aunque no tanto a sus habitantes).


 En definitiva, te gustará si conoces algo de la cultura japonesa (a mi siempre me ha gustado Japón) y te encantará si alguna vez te has visto envuelto en una de las numerosas situaciones que describe el libro. 

12 de julio de 2013

Reseña - La caída de los gigantes

¡Buenas, mis lectores! ¡Aquí llego con una nueva reseña!





Título: La caída de los gigantes (Trilogía The Century).
Título original: Fall of Giants.
Autor: Ken Follett.
Editorial: Plaza & Janés.
Año de publicación: 2010.
Páginas: 1024.
Precio: 24,90 €.


SINOPSIS


"Esta es la historia de mis abuelos y de los vuestros, de nuestros padres y de nuestras propias vidas. De alguna forma es la historia de todos nosotros."

 La historia empieza en 1911, el día de la coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. El destino de los Williams, una familia minera de Gales, está unido por el amor y la enemistad al de los Fitzherbert, aristócratas y propietarios de minas de carbón. Lady Maud Fitzherbert se enamorará de Walter von Ulrich, un joven espía en la embajada alemana de Londres. Sus vidas se entrelazarán con la de un asesor progresista del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, y la de dos hermanos rusos a los que la guerra y la revolución les ha arrebatado su sueño de buscar fortuna en América.Tras el éxito de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, Ken Follett presenta esta gran novela épica que narra la historia de cinco familias durante los años turbulentos de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la lucha de hombres y mujeres por sus derechos.
 


OPINIÓN PERSONAL

  Me lo regalaron en las navidades del año pasado y ha estado en mi estantería aguardando su turno desde entonces. Más de una vez he intentado comenzarlo, pero es que la escritura de Follett, hasta que te metes realmente en la historia, se hace muuuuy densa. Y claro, por el camino aparecen otros títulos, no solo los que por obligación tengo que leer para alguna asignatura de mi carrera, sino los que se cuelan en mi bolso cada vez que visito las librerías (últimamente ya no tanto, porque el máster cuesta muuucho dinero, pero al ritmo que llevaba antes, habría tenido que tomar decisiones drásticas como cambiar de acera cada vez que paso cerca de una librería). En fin, que lo fui dejando hasta que terminé mis exámenes de febrero. Pensé.. “uju! Tengo un par de meses antes de verme hasta el cuello otra vez, vayamos a por algo grande...”  Y aún así tampoco lo cogí entonces. Leí el prólogo y lo cambié por otro par de libros. Pero finalmente llegó el momento...¡ y qué momento!
 Me ha APASIONADO. No se si será por el morbo que despiertan en mí las dos Guerras Mundiales (aunque en este caso hablamos solo de la primera, la segunda es el eje central de la continuación, “El Invierno del mundo”) o por lo fácil que sería comparar este libro con uno de fantasía. ¿Creéis que no? Las mayores sagas de literatura fantástica, de un modo u otro, siguen un hilo argumental que gira en torno a una guerra. Solo que esta ocurrió de verdad... y no hace mucho. Las cicatrices aún se sienten por todas partes: es la historia de Europa, de nuestros antepasados, nuestra historia, como el propio Follett dice.

 Pero vayamos paso a paso. Si es una historia ya inventada... ¿qué mérito tiene el escritor? Pues en este caso, muchísimo. El trabajo de investigación y documentación es tan exhaustivo que asusta. No es que yo sea una experta en geografía o historia (aunque he de reconocer que me gusta mucho, y que el género literario histórico es uno de mis favoritos) pero cualquiera con unos conocimientos mínimos en estos campos se da cuenta de que la mayor parte de la información ha sido contrastada (y los datos están por doquier, no llegas a leer más de tres o cuatro párrafos sin chocarte con alguno) Y a pesar de que el marco en el que se desarrolla la vida de los personajes en efecto no es invención de Follett, lo que les ocurre a ellos sí lo es. Y es una historia muy bonita, emocionante, optimista, y por supuesto, rebosante de diferentes personajes a los que les ocurre todo tipo de cosas, como la vida misma. 

 Esos mismos personajes son el punto que flaquea, sin embargo. Ken Follett es un gran contador de historias... pero las historias son a veces tan grandes que empequeñecen a sus personajes. No terminas de conocer realmente a Maud, Walter, Ethel... no llegas a empatizar con ellos al 100%, como ocurre con otras historias, y eso es una pena, algo que ya me pasó en su momento con “Los Pilares de la Tierra”: si en algún momento una lágrima asoma indiscreta por tu ojo, será por le crueldad que se está cometiendo en el libro, no por el personaje con el que se comete.  Esto no quiere decir que no estén logrados: sí, lo están, obviamente no son los personajes de un aficionado. Pero no dejan de ser personajes modelo, con ciertas características obvias y predecibles. Estos personajes actúan, pero al lector, para empatizar con ellos, le hace falta saber más de su mundo interior. Saber lo que están pensando, lo que están sintiendo, antes de que lo pongan en palabras o lo demuestren con sus acciones, porque en ese entonces ya es tarde. Sin embargo, todo esto se le perdona a Follet, quien al escribir nos presenta una actitud muy naïve: “tomad, mis queridos lectores, este es el mundo en el que vivís, de un lado están los buenos y del otro los malos, pero no os preocupéis que los buenos serán los ganadores”.
  Y esta última frase, sin embargo, me lleva a uno de los puntos más interesantes del libro: el punto de vista desde el cual está escrito. No olvidemos que Ken Follett es británico, y sin embargo, a veces crees estar leyendo el libro desde el punto de vista de un alemán. La crítica que hace sobre su propio país y la llamada a la reflexión que le hace al lector se agradecen tras haber sido bombardeados desde pequeños (perdonad la ironía) por un sinfín de libros, películas e incluso profesores de historia que resumían las Guerras Mundiales con la siguiente idea: “¡qué malos eran los alemanes!”

 En cuanto a lo denso que me había parecido en principio (cosa que, repito, ya me había sucedido con “Los Pilares”) en cuanto pasas la frontera de las 150 páginas, aproximadamente, entras en una vorágine que te obliga a seguir leyendo hasta consumir el libro enterito en muy pocos días, llegándote a leer a veces 300 páginas del tirón sin haberte dado ni cuenta. Es lo que tienen estas grandes historias “kenfolleriescas”, te enganchan sobremanera.  Y es impresionante lo que aprendes: ahora mismo sí que me considero casi una experta en el tema (sin olvidar por supuesto que esto es FICCIÓN, no una clase de historia, y que por tanto no se debe tomar todo al pie de la letra). Recuerdo el esquema que nos hizo mi profesora de historia cuando estaba en 4º de la ESO... “Muere el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro... Alemania entra en combate, Rusia también, Inglaterra, Francia... Aliados... Guerra de trincheras.. 10 millones de muertes.. etc”. Eran unas cuantas ideas, unas cuantas líneas para recordar. Probablemente aprobé aquel examen, pero seguro que la mayor parte de los alumnos lo olvidaron al día siguiente. Sinceramente, después de leer este libro, dudo que alguna vez en mi vida me quede en blanco si me preguntan quienes participaron en la guerra, cuándo terminó, o incluso cuáles fueron las batallas más importantes. Llamadme exagerada, pero si yo tuviera una clase de 30 alumnos de 16 años a los que les importa un pepino lo que les estoy contando, les obligaría a leer este libro.  Magnífico es la única palabra que se me ocurre para describirlo.

9/10

5 de julio de 2013

Before Midnight (Antes del Anochecer)



 Ay..... sí, la única manera de empezar bien con esta entrada es suspirando. O haciendo esto: oáuishgnñaoi dfjgñadflgna. dlgsndñovi hnñnvb yñmoemufgjl bvukhjen ñsudhgñoaigvjn  vloiunjalcoghenom :D

Aclaración: yo la he visto en versión original. Las dos anteriores las vi en español, pero no quería perder la oportunidad de verla en el cine así que la vi aquí en París en versión original. Y me alegro muchísimo, porque al subir este trailer, viendo el que estaba en español, he descubierto que a Julie Delpy le han cambiado la voz de doblaje y no hay cosa que ODIE más que eso. Y en cualquier caso, por muy bueno que sea el doblaje nunca igualará a la versión original, siempre se perderán detalles del actor que el doblador no puede imitar.

 Dicho esto, voy a por ello. Esto no es cine. Esto es la VIDA MISMA. No creo que pueda hacer una crítica objetiva ni sensata, ni siquiera mínimamente ordenada, puesto que requeriría un trabajo de organización muy artificial que le quitaría espontaneidad, y eso sería traicionar la misma esencia de la película. ¿Seguro que es una película? ¿No será que Richard Linklater se ha colado con una cámara y una capa de invisibilidad en la vida de dos personas? 
 Todavía no me lo creo. Me dejó tan afectada que me estoy planteando ir otra vez al cine esta noche o mañana. He tratado de ver entrevistas a los actores pero ni siquiera puedo porque mi mente lo rechaza. Se pregunta: ¿qué hacen Jesse y Céline ahí, mirando a la cámara y hablándole directamente? ¿Se han dado cuenta de que llevamos 18 años espiándolos?

 No hay duda de que el trabajo completo, desde la primera "Before Sunrise" hasta esta última, se ha convertido probablemente en uno de los mejores trabajos cinematográficos de la historia, y a pesar de su sencillez y naturalidad, en uno de los más ambiciosos. Como ya he leído por ahí, ojalá hagan una cuarta, ojalá podamos verles envejecer y acabar esta relación con ellos. 

 Los últimos 25 minutos son.... magistrales. Creo que nunca me he reído tanto, a pesar de tener ganas de llorar, y creo que nunca he visto frente a mis ojos una escena más veraz que esta. Guión y actores son dignos de Oscar. Qué demonios, el Oscar se les queda corto, eso es para actores normales, terrestres. Ellos tienen que haber venido de algún otro lado. 

 Para los amantes de las otras dos que tengan miedo de que la esencia se pierda: no temáis. Es diferente e igual. Siguen siendo los mismos personajes, la misma estética y el tiempo sigue siendo el eje central de la historia, de un modo u otro. Pero también son diferentes precisamente por ese tercer protagonista: el tiempo. Ya no estamos ante los Jesse y Céline que se conocieron y se enamoraron locamente. Ni ante los que volvieron a unirse tras no haberse olvidado pasados 9 años. Estamos ante una madre y un padre, y del mismo modo que J.K Rowling adaptó los libros de Harry Potter al lector que comenzó a leerlos con 9 años y terminó siendo casi un adulto, Linklater ha hecho crecer al espectador junto con sus dos personajes. Puede que haya alguno al que no le guste la evolución, alguno que todavía piense que esto es la Cenicienta y haya sido incapaz de comprender que la vida es diferente. Pero si yo, que tengo 23 años y vi las otras dos tan sólo hace un año, tuve ganas de aplaudir cuando acabó la película, estoy segura que esos serán los menos. La primera fue quizá la más romántica y tuvo un público más amplio. A mí me encantó, por supuesto, aunque probablemente cierto público hollywoodiense se sintiera decepcionado con la segunda. Pero si adoraste la segunda, como me pasó a mí, entonces vas a amar la tercera.

No puedo decir nada más, porque voy a repetirme en lo mismo. Me parece absurdo hablar de la fotografía, de los secundarios, de la banda sonora. Todo eso me da igual, eso pertenece al cine, y esto no es cine. O quizá, ESTO ES CINE, y nada más lo es. 

Id a verla de una vez.

4 de julio de 2013

¿Cómo aprendo inglés?

¡Hola a todos!

 Hoy no vengo con reseñas, ni críticas, ni nada por el estilo. Como ya dije anteriormente este blog no va a centrarse únicamente en un par de temas concretos, sino que a veces escribiré lo que me esté pasando por la mente en ese momento, vamos, como un diario público. Así que hoy vengo con un tema que parece haberse convertido en una pesadilla para mucha gente y espero con mis palabras poder ayudar a alguien.
 Hace poco una amiga me pidió que le diera trucos o consejos para aprender inglés más fácilmente. Mi respuesta fue yo había sido siempre una mala estudiante y que por tanto si a día de hoy hablo inglés no es precisamente porque lo "estudiara".

Aprender y estudiar NO es lo mismo.


Por tanto, le dije a mi amiga que a no ser que ella QUISIERA aprenderlo, de manera genuina, de poco le valdría estudiar. Así que esta mañana me he levantado con ganas de escribir una entrada sobre este tema, que ya es tabú para muchos españoles: el inglés.


 ¿Qué nos pasa? ¿Cuál es el gran problema?¿Es cierto que los españoles no hablamos inglés, o es un mito? ¿Cómo es posible que seamos el país que más dinero gasta en el mundo en aprender idiomas y aún así tengamos la fama de no hablarlo?

 Vayamos por pasos. Empezaré contando mi propia experiencia.

 En el instituto, la asignatura de inglés nunca fue mi favorita, al menos no hasta el último año. Esas listas eternas de verbos irregulares... esas normas que nadie comprendía y que mucho menos le interesaban... Era aburrido, difícil e insatisfactorio, porque sólo se nos pedía que lo pusiéramos en práctica a la hora de hacer el examen. ¿De qué servía aprender aquello? Sí, aquella era una asignatura merecedora de que los alumnos terminaran odiándola, como ocurría en muchos casos.

 Sin embargo, en mi caso, a medida que el tiempo fue pasando, mis intereses fueron acercándome más y más a ámbitos anglófonos. Grupos como La oreja de Van Gogh o El canto del loco le fueron haciendo hueco a Coldplay, U2 o The Killers. Al mismo tiempo, yo siempre he sido una amante de los videojuegos, y por aquel entonces pasaba horas y horas jugando (qué pena no tener el tiempo ahora) y aunque algunos de ellos tenían doblajes maravillosos, como la saga Tomb Raider, otros permanecieron en inglés y sólo le pusieron los subtítulos, como a Resident Evil o Final Fantasy. También durante mi adolescencia empecé a devorar libros con mucha más avidez, y entre estos había un saga (de la cual todavía estoy esperando para leer el último) de la escritora Diana Gabaldon ambientada en Escocia, siglo XVIII, que es una MARAVILLA. Histórica, con un punto de erótica que ya le gustaría a tener a Grey, paisajes y ambientación preciosos y mucho humor, esta saga se convirtió en una de mis favoritas y me despertó el deseo de visitar ese país.

 En resumidas cuentas, en muy pocos años aprender inglés había dejado de ser una obligación para convertirse en una necesidad, un deseo, un anhelo. No TENÍA que aprender inglés. QUERÍA hacerlo. Nada me parecía más excitante en la vida que comprender a personas cuyo cerebro había ordenador el mundo conceptual de una manera tan diferente a la mía. La información es la misma, pero no podemos compartirla simplemente porque la plataforma "física" no es compatible. A día de hoy todavía sigue siendo un misterio que lingüistas de todo el mundo, durante generaciones, han tratado de resolver: la ciencia del lenguaje. Yo acabé tan interesada que no me he conformado con saber inglés, sino que aquí estoy, en París, hablando cada día un poquito mejor francés, y en cuanto sienta los cimientos sólidos me pondré con todos los idiomas que ya he empezado en el pasado (portugués, japonés y alemán. Yeah, así soy yo, aprendiz de todo y maestra de nada)

 Sin embargo, no a todo el mundo puede parecerle tan interesante. No todo el mundo puede tener un verdadero motivo para aprender inglés.
 En ese caso, tienes que reflexionar. Tómate tu tiempo para decidir por qué quieres aprender inglés. Para preguntarte si hay una remota posibilidad de que te guste. Si al cabo de unos días, o semanas, no has encontrado un motivo y no hay la más mínima posibilidad de que te guste o te interese, entonces ¡NO LO HAGAS! ¿Lo necesitas de verdad? ¿Vas a desarrollar tu carrera profesional en un ambiente donde se necesite? ¿O lo estás haciendo porque lo dice Wert? Pasa de Wert, de mí, y de todo el que se sienta superior a ti porque no sabes inglés. Y dedica tu tiempo a lo que se te de bien. Ese "señor" también dice que hay que estudiar y dedicarse a aquello que nos de trabajo, a lo que ayude al país. Claro, así va el mundo. Si cada ser humano se dedicase a hacer LO QUE MEJOR SABE HACER, las cosas irían diferentes.

 Así que no le des más vueltas, se feliz, y no sigas leyendo.

 Ahora... si después de esa reflexión la respuesta es un sí.... si hay alguna posibilidad de que lo necesites, de que te interese, de que pueda incluso gustarte... Entonces ponle freno a tu desesperación, a tu frustración, párate en seco y OLVIDA todo lo que sabes. Empieza de cero, como los bebés. El gran problema que tenemos los españoles es que nos han OBLIGADO a aprender inglés. Hemos llegado tarde a la globalización y nos han empujado para alcanzar a los que van delante.

 No, no toda la culpa es nuestra. Durante el franquismo, el inglés ni siquiera se impartía. El segundo idioma que solía darse en los colegios era el francés, y prácticamente hasta los 70 el inglés no tomó verdadera relevancia. Mis padres jamás dieron una sola clase de inglés, y no se puede pedir de un país que éste sepa inglés en un par de generaciones. Si lo hubiéramos conseguido, nos mereceríamos una medalla. Así que tenemos un país que de pronto se moderniza y se pone al nivel de otros que ya vivían en la era moderna desde mucho antes, pero con la diferencia de que nosotros no hablamos inglés. ¿Y la culpa es nuestra? ¡Ja! ¡Si ni siquiera nuestros políticos lo hablan! Sería como soltar a todos los alemanes de golpe en Toledo en pleno agosto y pedirles que no se pusieran rojos. Oye que igual es una exageración pedir tanto, dentro de unas cuantas generaciones a lo mejor ya se han acostumbrado y sobreviven.
 Y en cualquier caso, NO TODO EL MUNDO habla inglés menos nosotros. El nivel de inglés que me he encontrado aquí en París es deprimente. Y ellos tienen menos excusas que nosotros. Y a muchas azafatas (no españolas) ni se les entiende. Eso sí que es vergonzoso.

 Sin embargo, mis queridos, no puedo quitaros la culpa completamente (ya me gustaría). Os habéis dejado llevar por toda esta presión. Habéis convertido el inglés en un tabú, en una frustración. ¿Cómo puede un idioma darle miedo a un ingeniero, a un médico? Por supuesto, esto es causa de los métodos docentes que mi generación y las anteriores han tenido que sufrir (por suerte parece que ahora empiezan a moverse en otra dirección). La repetición por encima de la comprensión. La memorización por encima de la puesta en práctica. Y Lo siento amigos, pero esto es otra cosa. De nada os sirve saber los verbos irregulares del mismo modo que os sabéis la fecha en la que Colón llegó a América (fue en el....87?)
 A los que os habéis sacado el carnet... ¿os acordáis de algo de lo que decía el libro? ¿No verdad? ¿Pero a que conducir no se os olvida? Incluso aunque paséis meses sin coger el coche (como es mi caso), a lo primero os notaréis un poco oxidados, pero un par de vueltas, y como siempre. De hecho, podríais conducir perfectamente pasando sólo el examen práctico y no el teórico. Pero lo contrario no funciona. Pues los idiomas son iguales. Está bien saberse las normas, son necesarias para no cometer errores. Pero lo importante es aprender a conducir, hay que coger el volante y meterse en medio de la rotonda. Y si te da miedo paralizar el tráfico y crees que te vas a poner a llorar ahí mismo, en medio de tanta gente que va más rápido y sabe hacerlo mejor que tú, pues muy bien, seguramente sea así la primera vez. Y quizá unas cuantas más. Pero hay que hacerlo, por mucha vergüenza que te de. Aprovecha CADA ocasión que tengas de practicar.

Voy a contar una anécdota, algo que me ocurrió en un vuelo a Alemania. En la fila de detrás de mi se sentaron dos chicas más o menos de mi edad. Estaban hablando en inglés. Una de ellas dijo ser de Boston, y la otra dijo que era alemana (no recuerdo de dónde) a lo que la de Boston le dijo "ah, pues hablas muy bien inglés". La conversación siguió más o menos así:
 - He estado varios meses de Erasmus en Salamanca... y madre mía, allí no podía hablar casi con nadie.
- ¡Sí, es verdad! -contestaba la alemana.- No se qué les pasa. Yo pensaba que era mentira, que era una exageración pero es verdad, la mayoría lo habla muy mal o no lo habla.
- No lo entiendo. Una noche en una fiesta estuve hablando con un chico. Él quería ligar pero el pobre empezó a pasarlo fatal. Mira que lo intentaba pero se atascaba muchísimo. ¡Y era ingeniero! ¿Sabes? Te estoy hablando de gente inteligente, que son buenísimos en otras cosas. No lo comprendo, es como si hubieran nacido con algo que les impidiera aprenderlo.

Más o menos siguió así. Ninguna de las chicas tenía una actitud ofensiva. Todo lo contrario, lo que expresaban era su asombro ante un fenómeno digno de Cuarto Milenio. Gente perfectamente preparada para hacer algo que sin embargo no consigue hacer, como si les hubieran echado una maldición.

El problema esta en la actitud, chicos y chicas. Aprender inglés ES una actitud. Como estar en forma. Mi hermano se ha cansado de decirme que no se trata de hacer dieta hoy y olvidarse de ello mañana. Se trata de adoptar otra forma de vida, de estar convencido de algo. Y aunque lo que voy a decir a continuación me perjudica gravemente, tampoco os gastéis un dineral en clases particulares o academias. Os ayudarán a aprobar el examen, pero no necesariamente a aprender inglés. Son el complemento, no la base. De nada sirve gastarse un dineral en un gimnasio, cremas, productos adelgazantes...etc, si luego uno come lo que le da la gana ¿verdad?

En resumen, dejad de lado esa actitud hacia el inglés. Así no lo vais a aprender. Yo tengo un nivel de francés medio, un B1 tirando al B2. Y en mi estantería hay dos libros, uno de gramática y otro de vocabulario. Bueno, pues las cuatro veces a lo largo del año que me he dignado a abrirlos, los he cerrado a los cinco minutos, abuuurriiiida como una ostra.
 En lugar de eso, me he puesto a leer Les Misérables. Soy una fanática del musical, me pongo a llorar en cuanto suenan las primeras notas. Jean Valjean es uno de los amores de mi vida. Así que aunque me cueste muchísimo trabajo, voy adelante, despacito como las tortugas. Y eso es únicamente porque me encanta la obra, porque me interesa entenderla, del mismo modo que a un bebé le interesa que su madre le entienda cuando lo que quiere es un poco de agua y no leche.
Además de eso, hoy mismo he descubierto a este chico, que aquí en Francia es toda una revelación:


Me parto de risa con él, a pesar de no entenderlo todo. Pero mi cerebro tiene TANTAS ganas de comprender cada chiste y poder reírse, que al final aprendo más con cada uno de sus vídeos que con el diccionario (aunque este también es importante, no me malinterpretéis, que soy Filóloga!!!)

Podréis decir..."claro, pero es que tú vives en Francia y lo practicas". ¡No! En mi trabajo no lo practico, con la gente que conozco tampoco porque casi todos hablan inglés o español, así que sí, por supuesto que es una gran ventaja que no todo el mundo puede permitirse tener por su familia, trabajo, etc, pero estas dos cosas que os acabo de decir se pueden hacer desde casa. Desde cualquier parte.

 Mi estancia TOTAL en Reino Unido se reduce a 26 días en dos viajes diferentes. Y no he estado en ningún otro país angloparlante. Así que la excusa de que solo en el extranjero se aprende no me sirve. Eso no quiere decir que no os lo recomiende :D. Pero a veces es muy duro. Pensadlo y si tenéis la oportunidad, hacedlo, pero solo si queréis de verdad, no porque penséis que no os queda más remedio, que en España no hay nada... etc. Porque entonces los vais a pasar mal.

Ya termino, que esto está alargando demasiado. En pocas palabras, empezad por buscar algo que os guste. Yo me he visto "Sex and The City" entera en inglés, sin subtítulos, y varias veces. Por poner otros ejemplos como el de arriba, aquí os presento a mi amado Charlie, a quien veo muy a menudo:


O mejor aún, Monsieur Quintana empezó a obligarme a ver a Stephen Colbert casi todas las noches... y estoy segura de que lo seguiré viendo cuando esté en España:


Aquí podéis ver sus programas completos.

¿Y qué hay de TED y la cantidad de conferencias interesantísimas que uno se pierde por no entenderlo? Sí, ya se que también las hay en español, pero no todos dicen lo mismo y seguro que os perdéis algunas geniales porque sólo están en inglés.

Bueno, ya me he cansado de escribir. ¡Participad! ¡Escribid vuestras ideas, consejos, programas favoritos!

¡Un besito para todos!